Una teja vieja oscura y verde de tanto sol, de tanto sombra, de tanta lluvia.
Repentinamente se oyen unos tacones que se desvanecen con el canto de un pájaro ubicado en el bambú. El bambú es grueso y amarillo. Tiene frondosas hojas, tiene una pequeña montaña de tierra por debajo.
Es fácil pasar enfrente, pero la puerta de entrada es un poco estrecha, alumnos caminan a su alrededor pero van solo de paso. Van platicando, serios, sonrientes, pensativos o sólo en blanco.
Si ignoras los pasos, voces y risas puedes oir detenidamente a las aves aledañas.
El viento toca mi rostro no es fuerte, pero es frío... La tranquilidad es momentánea ya que se las voces, los pasos, los silbatos y las bocinas te hacen regresar a la realidad.
Hay gradas que suben y bajan, pero tu decides a donde ir. Pero no siempre es necesario pasar por aquí para llegar a algún lado de la U.
El suelo es distinto, está hecho de piedras que hacen que tu caminar sea más lento y no te permite ver las hojas caídas, a las cuales les pasas encima por ir pensando en todo menos en los bellos árboles con distintos tonos y bellas flores que te rodean.
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